Cuestiones cómo:

“A menudo tengo tantas cosas en la cabeza que me distraigo con facilidad y no recuerdo qué es lo que iba a hacer.”

“Hay días en los que siento que no puedo llegar a todo, ¡me agobio!”

 “Un día me puse una peli de Netflix para desconectar y de repente me di cuenta que mentalmente estaba planeando qué haría de comer al día siguiente.” 

Tranquila, como tantas otras capacidades del ser humano, la atención también se entrena. Porque es como un músculo que cuando se usa se fortalece y cuando no, se atrofia. Los resultados, lógicamente, son progresivos y si quieres, podemos ir entrenándolos para, poco a poco, ir alcanzando una mayor atención. Lo importante es practicar.